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<STRONG><FONT size=3>¿Cómo saber si Dios me está llamando al sacerdocio o a la vida consagrada o al matrimonio?</FONT></STRONG>

por Padre Juan

 


Algunas personas oyen el llamado a una vida religiosa cuando son niños. Otros parecen oirlo después de una década trabajando en una oficina. Cada llamado es un poco diferente. Cualquiera que sea tu esperanza, casarte, ordenarte sacerdote, o vivir una vida ofrecida a Dios mediante votos religiosos, todas ellos son caminos de servicio a Dios. Algunos también sirven a Dios en la vida de solteros. Podemos saber a qué nos está llamando el Señor si es que aprendemos a oir lo que El nos dice.

Aquí van varias cosas que puedes hacer para oírlo mejor a El. Ordénate y ponte un tiempo diario de oración, fijado en tu horario, y mantenlo. Para oir a Dios, es necesario que te dispongas a hacerlo. Para oir a Dios, es necesario aprender a orar. Y para aprender a orar, es preciso darle el tiempo que se necesita y pedirle al Espíritu Santo que lo use para enseñarnos cómo hacerlo. Oírlo a El significa paciencia y obediencia, por eso mantente constante en tu horario de oración y permite que Dios hable en el silencio de tu corazón. Esto se va aprendiendo de a poco, pero como en toda buena relación, se irá profundizando según el esmero que pongas en ello. El pecado daña esta relación, así que cuídala y anda trabajando hacia la santidad. Aunque no lo parezca a primera vista, la castidad es una virtud esencial si es que esperamos oir bien cual es nuestra vocación. Cuando un hombre o una mujer jóven se entrega al pecado sexual, la mente parece llenarse de pensamientos e imágenes tan pesadas y grises que a él o ella se les hace muy difícil reconocer la voz de Dios.

Además, es inteligente buscar y encontrar un santo sacerdote que pueda ser tu director espiritual. Es probable que él haya estado oyendo la voz de Dios desde antes que nacieras, así que te puede ayudar su santidad. También puedes hablar sobre tu vocación con personas cuya bondad y buen espíritu admires y respetes. El Papa Juan Pablo II aconseja: “En primer lugar, os digo esto: Tu nunca debes pensar que estás sólo cuando decides sobre tu futuro! Y segundo: Cuando estés decidiendo sobre tu futuro, no debes decidir por ti sólo! [1]. “Abran confiados sus más íntimas aspiraciones al amor de Cristo, que los está esperando en la Eucaristía. Recibirán la repuesta a todas sus preocupaciones y verán con gozo que la coherencia de vida que él les pide, es la puerta para llenar los sueños más nobles de su juventud” [2]. “El encuentro y el descubrimiento de la voluntad de Dios para tí es un esfuerzo fascinante y profundo. Cada vocación, cada camino al que nos llama Cristo, en definitiva es el que lleva a la plenitud y a la felicidad, pues es el que lleva a Dios, a compartir la vida misma de Dios” [3].

Si estás considerando el sacerdocio, es recomendable tomarse algún tiempo en un buen retiro de discernimiento, si es que hay alguno disponible. Otro método de discernimiento es que reflexiones sobre lo que ha sido y es tu propia vida: Observa qué puertas el Señor ha habierto o ha cerrado en tu vida, cuales talentos te ha regalado y qué deseos ha colocado en tu corazón. Con frecuencia complicamos el proceso de discernimiento más de lo que necesitamos, y así perdemos la paz. Cualquiera sea la vocación a la que Dios te llama, ella será el lugar donde hallarás el mayor gozo. Cada vocación tendrá su buena cuota de dolores también, pero serán dolores de santidad.

Durante este tiempo de discernimiento, se paciente. Hay tiempos en que el Señor quiere que no sepamos cual es su voluntad. Puede parecer extraño, pero es que crecemos en esos tiempos en que El parece estar en silencio. Su voluntad es nuestra santidad, y que te confíes a El en medio de la incertidumbre puede ser todo lo que desea de ti por ahora. Mientras tanto, te recomiendo que reces un Ave María cada día con la intención de tu vocación. Que Nuestra Señora te guíe para oír la voz de su Hijo y te de el valor para responderle con generosidad. En las palabras de Juan Pablo II, “Mi deseo es que los jóvenes de todo el mundo se acerquen más a María. Ella es la portadora de una juventud indeleble y de belleza que jamás se desvanece. Muchos jóvenes tienen cada vez más confianza en Ella, y que a Ella entonces puedan confiar la vida que se les comienza a abrir por delante” [4].

Finalmente, asegúrate de conocer el video Pescadores de Hombres
aquí.
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[1]. Papa Juan Pablo II, discurso, 31 de Mayo de 1982, Edimburgo, Escocia. Citado por López, ed., El significado de la Vocación, 10.
[2]. Papa Juan Pablo II, discurso, 18 de Mayo de 1988, Asunción, Paraguay. Citado por López, ed., El significado de la Vocación, 22.
[3]. Papa Juan Pablo II, discurso, 13 de Enero de 1996, Manila, Filipinas. Citado por López, ed., El significado de la Vocación, 23.
[4]. Papa Juan Pablo II, discurso, 16 de Octubre de 1987, Roma, Italia.
Citado por López, ed., El significado de la Vocación, 33.

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